Panza arriba: estado de bienestar que adoptaba la pequeñita Col muy a menudo.



viernes, 7 de septiembre de 2012

La CCC y otros

 
Estoy sentado, desayunando, junto a la ventana. Observando como se reflejan  los primeros rayos sobre el Gran Paradiso.
 


El sol ya hace casi dos horas que ha salido. Las mismas que llevo recordando lo feliz que fui hace ahora exactamente un año en estas mismas montañas.
Es curioso, las siento mías. Como si este lugar fuese donde desde pequeño hubiese disfrutado de ellas.
He buscado durante estos días, como un indiano que vuelve a su lugar de "nacimiento", esos lugares, esas montañas que tanto me hicieron disfrutar no hace tanto.
He ido recordando anecdotas, caras, comentarios, risas, penurias de esa maravillosa semana Vivida. De una forma plena. Una semana que me lo proporciono todo, que me lleno, pero que a su vez me vació, me sació por completo.
Desde entonces, nada relacionado con el monte me colma por completo. Como si nada fuese lo suficientemete grande ni importante como para dejarme satisfecho.
He intentado reeccontrar esas sensaciones en otras pruebas a lo largo del año. Pero no.
Una camiseta de finhiser, un chaleco o una buena marca no me motivan lo suficiente. Es solo quizás la satisfacción que me da verle a Silvia disfrutar de lo que hacemos lo que me empuja a seguir inscribiendome en pruebas de estas.

Con la CCC me ha pasado lo mismo. La diversión termino cuando le vi a Silvia pasarlo no tan bien, por culpa del Frio, nieve, lluvia, barro.


Hasta entonces fui uno mas del monton. De la montaña de corredores que salimos de Courmayeur y que rapido empezamos a subir en fila "india" hacia los refugios de Bertone, luego Bonatti.




Y que luego cruzamos a Suiza dirección a La Fouly, disfrutando de los maravillosos senderos.


En condiciones normales la historia de nuestra CCC hubiese tenido un final normal, feliz. Pero las condiciones "normales" en el monte son las que son y a partir de la media noche todo se ve diferente. Muy negro.


Nuestra historia duro 65 kilometros. El resbaladizo barro y unas muy pronunciadas pendientes dirección a Trient hicieron que llegasemos fuera de control.
Aun así nos quedamos muy satisfechos con lo realizado. ¿Por qué no?


Disfrutamos de esta mastodóntica prueba hasta donde pudimos o el tiempo nos lo permitió.
El retirarme no me ha supuesto ningún tipo de frustración. Me he dado cuenta que participar en esta no era más que una excusa para volver al Valle de Aosta. Y así poder enseñar a los mios este maravilloso lugar.

Ayer quise que parte de la "expedición" familiar que durante esta semana nos acompañan a Silvia y a mi, subiesen conmigo hasta el col de Nana, ascendiendo por el valle de Ayas.
Un continuo ataque de nostalgia me acompañó durante todo el día.



La minestrone del Refugio del Gran Tournalin.
Qué grande y a la vez que pequeña cosa me siento en estos lugares. Es dificil describir tal sensación. Hay que ser lo suficientemente fuerte como para vaciarte fisicamente en sus pendientes, tocar fondo, sentir su fuerza, el martillo que te deja sin respiración,... para luego sobreponerte, levantarte y sentir que no has perdido la batalla. Que tu lucha ha valido la pena.
Bueno...cosas mías.


Estan siendo unos días estupendos. Gracias a la extraordinaria compañía.

2 comentarios:

  1. Cosas tuyas. Grandes cosas.

    Lo de la CCC, nada, pelillos a la mar, aunque no quita para que seais unos flojos, jajaja.

    Ahora bandido, lo de las vacaciones esas que os habéis pegao, vaya jeta. Bueno, que me alegro.

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  2. Un poco flojillos sí. Pero, qué frío!
    Se comentaba que la sensación térmica en alguna de las cimas podía rondar los -10º. Uff Pasamos bastante fresquito.

    Por lo demás todo genial. Ibamos bien de fuerzas y de moral. Pero la cantidad de barro, tras pasar 1700 personas por los caminos, nos hizo que ralentizasemos mucho la marcha. Y claro, el reloj nos dejo fuera de juego.
    Pero contentos con lo hecho.

    La semana posterior de lujo.
    Muxus y abrazos.

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