Panza arriba: estado de bienestar que adoptaba la pequeñita Col muy a menudo.



domingo, 12 de junio de 2011

10 Montes de Vitoria

Me encontraba muy ilusionado con esta prueba.
La distancia, el desnivel, las buenas sensaciones durante toda la semana, me hacían presagiar cosas muy buenas para este sábado.


Íbamos a ser 500 tipos en la salida y los 100 primeros en meta, como premio, tenían asegurada la plaza en la Hiru Haundiak del año que viene. Yo podía ser uno de ellos, ¿por qué no? 
Tal como decía el cartel de la prueba, esta era una marcha de fondo. Y así me la imaginaba yo. 500 montañeros con sus botas de monte, mochilas, bastones, almuerzo y sin otra pretensión que pasárselo bien durante los 55 kilómetros que tiene la marcha.
Me había marcado como estrategia ir de menos a mas, aguantando en las subidas y en la medida de mis fuerzas correr en las bajadas para así poder acercarme a esos 100 primeros puestos.

La salida era bien tempranito, a las 5 de la mañana nos recogían en autobús en Vitoria para llevarnos hasta Azazeta, donde a las seis se daba la salida de la marcha. Yo a las cuatro ya estaba despierto.

El viernes al mediodía habíamos tenido una comida de despedida en el trabajo. La comida se alargo hasta bien entrada la tarde. Comí mas de la cuenta y bebí lo que no debía. 
Llegue a Vitoria bastante tarde y justo antes de acostarme, sin tener demasiada hambre, me plante una hamburguesa doble en una cafetería cerca del hotel. Craso error.

Azazeta, seis de la mañana, bastante frio, 500 tipos preparados.
Empiezo a ver muchas piernas depiladas, pocas mochilas, tios con unas pintas "barbaras", botas de monte ni una docena, todos con zapatillas trail. Me empiezo a poner nervioso, aquí hay mucho nivel.
Tras cinco minutillos de espera se da la salida. Dios!!! De repente doscientos tios salen a la carrera ladera arriba. El resto comenzamos a subir bastante rápido también. Ya no veo a los primeros.
¿Pero esto no era una marcha montañera?  Que ingenuo soy.

Primeros kilómetros y estoy sudando mucho, demasiado para ser el comienzo. Tengo bastantes malas sensaciones y para colmo, mis adentros se empiezan a quejar. Me enchufo los cascos, me pongo la gorra y al son de Bloc Party, comienza mi fiesta. Mi intestino grueso me grita, me empiezan a dar unos ligeros escalofríos, me acuerdo del vino de la comida, de la "estupenda" hamburguesa, de lo poco que he dormido, ...de todo lo peor.

Pasan los primeros 12 kilómetros y no me atrevo a forzar lo mas mínimo. Tras pasar por el tercer pico llega una bajada bastante larga y me decido, contagiado por el resto, a trotar un poquito. De repente se encienden todas las alarmas. Dejo la hilera y me lanzo al bosque a buscar un lugar escondido. Que mal. Durante el siguiente kilómetro visito el bosque de nuevo. Estoy mas cerca de irme que de seguir en la prueba.
Me armo de valor y me reengancho a la prueba, pero todo son malas sensaciones y pensamientos. Voy muy lento y bastante atrás.
Me lo tomo con calma y poco a poco llego al primer avituallamiento, kilómetro 23. Estoy vacio, tengo sed. Solo bebo Coca Cola, pero no me atrevo a comer nada. Una mujer mayor, de los voluntarios, me debe de ver con tan mala cara que me aconseja comer un poco. Le hago caso y me como tres palmeritas y un poco de membrillo. Mas Coca Cola.
No quiero perder mucho tiempo en el avituallamiento parado, me estoy quedando frio, y me engancho a un grupo de tres tipos que llevan una buena marcheta.
Entretenido con el palique se pasan fácil los siguientes kilómetros. Me voy encontrando mucho mejor, tanto la cola como lo poco que he comido me han sentado bien.
Llega la siguiente subida y a mi ritmo empiezo a subir fácil, el grupo se queda detrás, respiro con bastante mas facilidad. Llego arriba bien. Es el kilómetro 27, la mitad de la prueba, empiezo la bajada por una pista de tierra y me decido a correr para probarme. Esto es otra cosa. 
Las piernas me van ligeras y empiezo a pasar a gente tanto bajando como subiendo. Soy otra persona. Mi objetivo ahora, recuperar algo del tiempo perdido. 
Cuando llego al segundo avituallamiento, km 42, no me hace falta que ningún voluntario me aconseje que comer, trinco membrillo, queso, palmeritas y mas Coca y sin parar mucho sigo corriendo. De aquí a meta, excepto la última parte de las tres subidas que quedaban, lo hago todo a la carrera. Las pistas son buenas y ya no hay tanto barro como al comienzo.
Llego a Vitoria, tras 55 kms, en 8 horas y 56 minutos, en el puesto 216 de los 414 que han terminado la prueba.
Viendo lo mal que iba al comenzar y lo cerca que he estado de abandonar, he terminado muy contento. La segunda mitad de la prueba, o mejor dicho de la carrera, la he hecho mucho mas rápido, de la forma que en un comienzo me había planteado hacerla toda.

Respecto a la prueba en si, la primera mitad no estaba yo para nada, no me fije en paisajes y no recuerdo muy bien el recorrido, iba mas pendiente de mis interiores, sin levantar cabeza. Pero si recuerdo muchisimo barro, que tal como comentaban debe de ser la nota predominante en esta prueba. 
En cuanto a la segunda mitad, poco cambia mi receptividad, me centro en mis ahora mejores sensaciones y en poder correr mas rápido, ahora sí, por mejores pistas.
De todas formas no me llevo la sensación de que sea una prueba difícil ni muy dura.
Una lastima no haberla podido disfrutar de otra forma mejor. Llevé la cámara de fotos, pero entre una cosa y otra no hice ni una sola foto, al comienzo por falta de ganas y al final por no querer perder ni un minuto mas ni la saque de la mochila.

Los cien primeros puestos quedan lejos, el 100 lo hizo en 7 horas 12 minutos. Mucho para mi en cualquier circunstancia. Pero si, quiero pensar que en condiciones normales podía haber bajado considerablemente mi tiempo. 
Y estoy especialmente contento, sobre todo, por la capacidad de reponerme y de recuperación y por no haberme dejado llevar por lado oscuro en los momentos chungos.

Tal como he comentado no tengo fotos, pero si música. A pesar de lo triste de la letra de esta canción, su delicada melodía y la guitarra acústica me arroparon en los peores momentos de la prueba. 
La buena música siempre es una extraordinaria aliada.
"La Cienaga just smiled" es una joya dentro del extraordinario disco "Gold" de Ryan Adams.

Ayer sábado, yo también, estuve a punto de ser engullido por la ciénaga.

Col.

2 comentarios:

  1. Pues yo creo que lo hiciste muy bien.

    Lo leía y me parecía uno de esos partidos que Rafa empieza averiado y se pone a enderezar el mundo y termina ganando. (Y eso que yo soy de Federer)

    Porque, ganaste, ¿no?

    Eso me pareció entender.

    Encima, La ciénaga de Adams.

    CLONCCCCC!!! (Jackson al desmayarse)

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  2. Gracias Jackson.

    Nadal es una roca y Federer una partitura. A mi también me gusta mas el arte.

    Entendiste bien :)

    Nos vemos.

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