Panza arriba: estado de bienestar que adoptaba la pequeñita Col muy a menudo.



lunes, 25 de julio de 2011

Joie de vivre

Hoy hace siete días del final de la Ehunmilak y nueve de su comienzo. A pesar de la pechada que nos pegamos apenas he sufrido dolores musculares, ni alteraciones de sueño, ni otras molestias que no me hayan dejado continuar con mis entrenos. Estoy realmente sorprendido y a la vez muy contento de lo bien que asimilado tal esfuerzo. La única molestia que ha perdurado un par de días ha sido el dolor en las plantas de los pies, pero con unos pequeños automasajes y bien de crema hidratante estos dolores han desaparecido.

He comprobado y reafirmado mi cuelgue por las carreras de montaña. No quiero saber nada o poco del asfalto, me he dado cuenta que donde me encuentro realmente a gusto es por allá arriba, es donde realmente disfruto ya sea corriendo o simplemente dejandome llevar por las sensaciones que se experimentan rodeado de la naturaleza.
No sé que me deparara el futuro en cuanto a actividades deportivas, pero no me veo muy lejos de pistas embarradas, de empinados repechos, de cimas envueltas en niebla o de sendas entre pinos.
Una dosis muy alta de este veneno la voy a "sufrir" en mes y medio en el Tor de Geants. Una dosis que va a saciar por una temporada mi mono de naturaleza y montaña. Estoy muy ilusionado con este reto.

Hoy no ha parado de diluviar en Donosti. Me apetecía salir a bicicletear un rato. Quizás tanto Tour me ha sugestionado. Pero me he tenido que conformar con hora y media de rodillo delante de la pantalla y con un clásico de la comedia, divertida, de diálogos absurdos pero geniales, de escenas míticas de la historia del cine, "Una noche en la opera" de los Hermanos Marx, 1935.
Esta escena es sublime, Aquí, Groucho y Margaret Dumont, una vez mas cara a cara.

Col.

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